HOMILETICA PARA JOVENES PREDICADORES LECCION 01 - B
"Venid, oíd todos los que teméis a Dios, Y contaré lo que ha hecho a mi alma.” (Salmo 66:16 RV60). Bienvenidos a la segunda parte de la primera lección de "Homilética para Jóvenes Predicadores”. Saludo muy especial para todas las hermanas que están participando de igual manera.
Espero sus comentarios y preguntas, si es que las hay. Existen algunos
errores menores en el escrito anterior, pero que, pueden entender en el
contexto, me disculpo por eso, pero sé que no les causará mayores
problemas. Continuemos con el tema anunciado…!!! Ánimo con la lectura. Déjenme
comentarles antes de continuar que los ejemplos que sacaré desde ahora
en adelante corresponden a ejemplos de temas y títulos que estudié en el
Seminario Abierto de Reina Valera, estos a su vez están tomados de un
libro de Homilética perteneciente a Samuel Vila, por si desean
profundizar luego en esta herramienta. Dios les bendiga! V. EL TEMA Y EL TITULO Ya
tenemos escogido el tema (el asunto de que tratará el mensaje que
predicaremos), y lo hemos puesto en una frase lo suficientemente
estudiada como para ser nuestra columna vertebral del sermón… BIEN POR
ESO!!!!... (mmmm… creo que debí comentarles antes que sería bueno que a
medida que avanzamos vayas haciendo un sermón para hacer la prueba). Bueno,
ahora demos un título al sermón (es una costumbre muy norteamericana,
pero creo que el título puede servir en muchas oportunidades). Muchos confunden el tema del sermón con el título, pero, aunque aparentemente no veas una diferencia, hay unas cuantas: a) El título no es más que la puerta de entrada al tema. b) El
titulo tiene que ser muy breve. (Imagínese que yo ponga como título:
"la gran gracia que Pablo enseñó a los Romanos desde el capítulo 1 al
8”, eso no es un título, es tema. Lo que yo podría poner como título es:
"Maravillosa Gracia”, (me entiende, ¿verdad?). El título no contiene
todos los pensamientos o las partes que el predicador desea tomar en
cuenta en su tema. c) Además, estamos acostumbrándonos a crear afiches (aunque pensando bien, yo nunca he aparecido en uno J)
donde se le dan títulos a los diferentes movimientos que estamos
realizando en nuestras congregaciones y eventos. Esto se llama
PUBLICIDAD. Y en tiempos donde abunda la publicidad, el título debe ser
"chocante y atractivo”, despertar el interés de quien lo lee, intrigar a
quien lo escuche. Es
importante en este punto recordarles que al formular el título no se
aparte del asunto que quiere tratar. Por ejemplo si pongo el siguiente
título "Hambre Ilícita” (Sí… usted sabe quien lo puso), no puedo hablar
en mi sermón del robo que hacía Judas en la bolsa del tesoro. El título
será motivo para llamar la atención, y no ser necesariamente la base
del verdadero mensaje, y esto causará decepción en el asistente, y tal
vez no le llame la atención volver a ser invitado a una de sus
predicaciones. Tengo
una nota que hice en el seminario, es de un Teólogo llamado J.H.
Jowett, él dice lo siguiente: "Tengo la convicción de que ningún sermón
está en condiciones de ser escrito totalmente, y aún menos predicado,
mientras no podamos expresar su tema en una sola oración gramatical
breve, que sea a la vez vigorosa y tan clara como el cristal. Yo
encuentro que la formulación de esa oración gramatical constituye la
labor más difícil, más exigente y más fructífera de toda mi preparación.
El hecho de obligarse uno a formular esa oración desechando cada
palabra imprecisa, áspera o ambigua, disciplinando el pensamiento hasta
encontrar los términos que definan el tema con escrupulosa exactitud,
constituye uno de los factores más vitales y esenciales de la hechura
del sermón. Y no creo que ningún sermón pueda ser esbozado, ni
predicado, mientras esa frase no haya surgido en la mente del predicador
con la claridad de luna llena en noche despejada". Existen
hermanos que tienen una cualidad maravillosa de encontrar títulos
excelentes, que son interesantes, breves y que den ganas de escuchar el
sermón, que además no tienen la necesidad de "reinterpretarlos”, sino
que de inmediato sabemos por dónde va el mensaje. Esto es un gran
comienzo de la exposición del mensaje. Asesórese si no es bueno en esto,
y si quiere ser bueno, practique. Conviene
que el tema o el título que se formule sea intrigante, de modo que
despierte el deseo de conocer lo que se oculta detrás del mismo, o sea, a
ver cómo lo desarrollará el predicador. Por
ejemplo, muchas películas o novelas seculares tienen grandes e
intrigantes títulos que nos dejan prendidos de inmediato. Imitemos hasta
cierto punto a "los hijos de este siglo” en sus "sagacidades” dijo el
Maestro, pero no caigamos en exageraciones innecesarias. VI. SEA CONCRETO… NADA DE "IRSE POR LAS RAMAS” Los
temas deben ser cortos, ya estamos claros en eso. Pero además deben ser
claros y expresivos. Los temas largos hacen perder "la gracia y el
atractivo”. Siempre consulto con mi esposa e hija mayor si les queda
claro. Cuando ponen cara de estar conversando con un extraterrestre
rápidamente comienzo a pensar en otro tema y otro título. A veces
nuestros cercanos son los mejores críticos constructivos que podamos
tener. No los deseche. · Ya le di un ejemplo anteriormente, pero este es uno real: Cierto predicador anunció el siguiente tema "Las
opiniones falsas que los hombres se forman acerca de los juicios de
Dios permite sobre nuestros prójimos y las opiniones rectas que se deben
formar sobre tales juicios”. Con el anuncio de tal tema, el predicador casi podía haberse ahorrado el sermón. (J) ¿Qué debiera haber hecho el predicador?, por ejemplo titular el sermón como "El peligro de juicios erróneos"
. Esto habría sido mucho más acertado para este mismo asunto, porque
este tema no detalla lo que el predicador va a decir, sino que despierta
interés por saber lo que dirá. · Otro
ejemplo puede ser cuando el sermón es textual el tema debe ser tan
dependiente del texto que ha de contener el principal pensamiento del
mismo. Ejemplo: Para Romanos 12:2 un buen título podría ser "Alistados contra lo que nos rodea". EJERCICIO:
Busque 5 textos en la Biblia (pueden ser pasajes cortos o bien versos
por separados y póngale títulos) ese será un buen ejercicio · Si
el sermón será expositivo (luego les explicaré los diferentes tipos de
sermones pero le adelanto que el sermón expositivo es la exposición de
un pasaje o historia bíblica), el tema debe hacer énfasis sobre algún
asunto que contenga el pasaje bíblico que estamos tratando, debe ser la
clave y la base de la historia que queremos que la congregación aplique.
Por ejemplo Ejemplo: Juan 9:25 un buen título podría ser "La confesión del ciego” poner el título "La historia del ciego” es muy vago e inexacto para ser usado como título. Ejemplo: Lucas 15:7 un buen título podría ser "El hambre del alma”,
¿Por qué no poner "El hambre del Hijo Pródigo”? (piense un poquito y
luego siga leyendo)…. Ya que pensó le respondo, a ver si coincidimos. En
el ejemplo del ciego, la palabra "confesión” podría ser una excelente
base para el sermón que puede usar el predicador para llevarnos al final
del sermón a confesar a Cristo. En el ejemplo de "El hambre del Hijo
Pródigo”, no nos entrega nada nuevo o interesante, todos sabemos que el
Hijo Pródigo tenía hambre física, pero al decir "El hambre del alma”,
podemos aplicar esto a las vidas espirituales de los hombres. Un
último ejemplo y consejo antes que pasemos al DESARROLLO DEL TEMA. El
tema debe ser una expresión completa de todas las ideas del texto que
desarrollaremos. Aquí unos cuantos ejemplos citados del libro que usaré
como base. (El que les comenté al comienzo de este mensaje) 1) Sintéticos: "La dádiva de Dios a nosotros y la nuestra la El" : Tito 2:14. "El tentado pecador y el tentado Salvador" : Hebreos 2:18. 2) De frases escriturales: "Las fuentes de salud": Isaías 12:3. "Traerá el hombre provecho a Dios": Job 22:2. "¿A quién iremos?": Juan 6:58. 3) Paradójicos: "Deberes que resultan privilegios": Salmo 119:54. "Religión sin hacer la voluntad de Dios": Mateo 7:21. "La eficacia de virtudes pasivas": Apocalipsis 1:9. "Luz el resultado de la vida": Juan 1:4. "El gozo de la abnegación": 2.° Crónicas. 29:27. "Maravilla en sitio peligroso": Lucas 8:25. "Lo incomprensible en el testimonio cristiano"; Hechos 4:20. Aquí viene una tarea que les ayudará y tal vez puedan tener el próximo mensaje para el domingo J:
Lea todos los textos que puse como ejemplo y reconsidérelos con los
títulos que tienen. Aunque no le doy el tema de cada uno de ellos, le
aseguro que verá cómo el tema le despierta ideas para cada texto. (es un
regalito por seguir las lecciones). VII. EL DESARROLLO DEL TEMA ¿Ya
ha ensayado todo lo anterior?, es decir, que ¿Ya tiene el asunto, ya
tiene el objetivo, ya ha desarrollado en una frase el tema, y además le
puso título?. Bueno, vamos entonces a adentrarnos a responder una nueva pregunta… (Ya lo sé, soy un preguntoncillo): ¿Cómo
lograremos el objetivo que nos hemos propuesto?... déjeme preguntarlo
de otra manera: ¿Qué cosas tiene que decir y en qué orden las debo
decir? Citaré
a otro teólogo que ya respondió esta pregunta (le dije anteriormente,
¿Para qué desgastarnos si algunas cosas ya fueron inventadas no?) Dr.
Herrick Johnson en su libro El Ministro Ideal dijo: "El tratamiento del
asunto significa plan, plan de algún género que agrupa todo para formar
un organismo, que colocará las partes en orden hacia un
clímax, y presentará una sucesión natural y ordena da que excluya todo
lo que no sea a propósito, y que haga que las diferentes líneas vayan
creciendo en color, según convergen al foco ardiente, que es la
exhortación final. Esto es esencial para la eficacia del
sermón. En la misma medida que el plan sea claro, comprensivo y
acumulativo, el sermón hará mayor impresión a los oyentes." ¿Puedo citar a Spurgeon?... claro que sí, soy yo el que escribo J
: "Nuestros pensamientos deben ser bien ordenados según las reglas
propias de la arquitectura mental. No nos es permitido que pongamos
inferencias prácticas como base, y doctrinas como piedras superiores; ni
metáforas como cimiento y proposiciones encima de ellas; es decir, no debemos
poner primero las verdades de mayor importancia, y por último las
inferiores, a semejanza de un anticlímax, sino que los pensamientos
deben subir y ascender de modo que una escalera de enseñanza conduzca a
otra, que una puerta de raciocinio se comunique con otra, y que todo
eleve al oyente hasta un cuarto, digámoslo así, desde cuyas
ventanas se pueda ver la verdad resplandeciendo con la luz de Dios. Al
predicar, guardad un lugar a propósito para todo pensamiento
respectivamente, y tened cuidado de que todo ocupe su propio lugar.
Nunca dejéis que los pensamientos caigan de vuestros labios
atrabancadamente, ni que se precipiten como una masa confusa, sino
hacedlos marchar como una tropa de soldados. El orden, que es la primera
ley celestial, no debe ser descuidado por los embajadores del Cielo.” Aquí
es donde la mitad de ustedes dejará de leer, dejará las clases y
continuará con la antigua forma de predicar porque "le ha dado
resultado”… pero si usted es de los que les gusta la excelencia,
continúe conmigo J.
Lo que les voy a decir ahora desanima al 90% de los predicadores:
"necesitamos trabajar”. Sí esto requiere por lo regular una gran
cantidad de trabajo. Con alguna frecuencia un plan relampaguea en la
mente como una inspiración, y el sermón se formula en pocos instantes,
por lo menos en forma de bosquejo o esqueleto. Pero cuando necesita
ordenar, esto es más laborioso. Y sólo después de un arduo trabajo su
bosquejo empezará a tomar forma. Entiendo
que muchas veces luchará con el caos y el desorden de sus ideas, una
idea por allí otra por allá, sin conexiones. Otras ideas maravillosas
pero que no tienen nada que ver con el sermón que está haciendo (las
cuales hay que rehusarlas por el momento, anótelas para el próximo
sermón). Pero si trabaja persistentemente y meditando a cada paso, podrá
poner orden a ese caos de ideas y por fin un número considerable de
las ideas que meditó serán lo suficientemente aptas para ordenar un
bosquejo. Tal
vez se sienta inclinado en alguna ocasión a renunciar al uso de un
plan, por razón de la dificultad en prepararlo. Parece más sencillo
seguir adelante diciendo buenas cosas, formulando argumentos y lanzando
exhortaciones que no tienen mucha relación entre sí, sino que cada una
engarza con la otra por la frase final, que da origen a otro párrafo con
ideas totalmente diferentes. Esto puede admitirse en la conversación,
cuando nos dedicamos a "anunciar el Evangelio” a otras personas. Pero en
el pulpito nunca. Los oyentes no recibirán una impresión profunda y
perdurable del sermón si éste no sigue un plan mejor que un simple
conjunto de buenas ideas. Es
verdad que Dios se ha servido a veces de los medios más humildes para
realizar su gran obra de salvación de almas, y sermones sin orden lógico
no han sido siempre sin fruto, pero tal modo de proceder no es
aconsejable en modo alguno cuando puede haber un propósito y una
ordenación clara del sermón. Una aglomeración de pensamientos buenos
puede compararse a una turba que trata de apoderarse de cierta
fortaleza; puede tener éxito en algunas ocasiones, pero no podrá obrar jamás con la eficacia de un ejército en el que cada hombre ocupa su lugar. Si
mira "el plan” en cualquier ámbito de la vida encontrará lo necesario
que se hace en todo orden de cosas: Por ejemplo, un arquitecto no
edificará sin tratar un plano, un ingeniero civil no lanza al azar a
sus trabajadores por las montañas sin haber ideado antes por donde
pasará el camino que se propone construir. Así mismo, un predicador no
debe lanzarse a trazar el camino de alcanzar almas, sin un plan.
Existen, por supuesto, excepciones a la regla, pero aún en esos casos en
que tenga que "improvisar”, si usted es un siervo de Dios, preocupado,
recibirá un plan rápidamente concebido y que podrá notar que es dirigido
directamente de Dios. Lo mismo y aún más certero tener un plan, o un
sermón desarrollado con tiempo y oración, y mucho estudio. Bueno,
creo que con esto cerramos por esta semana… la próxima semana
hablaremos de los tipos de bosquejos, partiendo por la explicación de un
bosquejo gráfico. Espero que no retrasen las lecturas hasta lo último
de la semana… Recuerden: ¡¡¡EL LOGOS [La Palabra] ERA DIOS!!! (Juan 1:1). Dios les bendiga, Tuyo en Cristo Jesús Pr. Jorge E. Pino Valenzuela Santiago de Chile cristianojpv@gmail.com
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