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Inicio » 2012 » Febrero » 20 » HOMILETICA PARA JOVENES PREDICADORES LECCION 01 - A
11:41 PM
HOMILETICA PARA JOVENES PREDICADORES LECCION 01 - A

"La exposición de tus palabras alumbra;  Hace entender a los simples.”

(Salmo 119:130 RV60)

 

 

INTRODUCCIÓN

 

La homilética es tanto una ciencia como un arte. Es el arte y la ciencia de predicar con el objeto de comunicar el mensaje que la Palabra de Dios nos enseña. Dentro de este ámbito de estudio aprenderemos en el curso temas tan transcendentales:

 

•          Cómo se debe organizar el material para una correcta exposición

•          Cómo preparar el bosquejo

•          Cómo predicar efectivamente

•          Cómo decir las verdades bíblicas de una manera clara y concreta

 

El buen deseo de testificar de las verdades del Evangelio, la misma vida de fe o el fervor religioso, siendo características indispensables para la predicación eficaz, no son suficientes. Es necesario presentar las verdades evangélicas, sobre todo a los nuevos oyentes, de un modo claro y concreto, que persuada sin fatigar las mentes. Para ello se necesita orden, disposición y clara enunciación de la conversación o predicación que haga a la persona interesada en el evangelio.

 

Es cierto que el Espíritu Santo realiza su obra de salvación en sermones (a veces muy deficientes, carentes de lógica y débiles en argumentación) y que muchos han sido ganados después de sermones con tales características. Pero, sin duda, una exposición clara, ordenada y correcta. El que Dios utilice este tipo de sermón homiléticamente incorrecto no es, sin embargo, motivo alguno para menospreciar el arte de la Homilética, pues la preparación de sermones es un verdadero arte que requiere estudio y  mucho adiestramiento, con la particularidad de que, por moverse en la más alta esfera de la vida humana, merece más que cualquier otro arte tal trabajo y esfuerzo.

 

El otro extremo también debe ser evitado. Confeccionar un correcto bosquejo o predicación no es suficiente si carecemos de la presencia del Espíritu de Dios en nuestras vidas. El fuego de la pasión por Dios, de su presencia no necesariamente se expresa con nuestras gestos y gritos, yo le llamo a usted a que reciba de aquella unción de lo Alto, que da a la predicación ese "no sé qué”, que no se adquiere por medios humanos, sino que demuestra al oyente que el mensaje tiene su origen en el Dios vivo. Sin duda, cuando la palabra de Dios es predicada con unción, es Dios mismo quien se revela al corazón del oyente. Si logra este equilibrio, podrá ver el fruto hermoso de su predicación.

 

Hace unos días conversaba con un hermano que tiene descuidado el poder preparar sus predicaciones, "confiando” imprudentemente en "inspiración divina”. Le aseguro que con frecuencia no tiene un mensaje hilado para entregar al pueblo de Dios, y muchas veces su predicación termina cansando a los oyentes. Es importante entender que el Espíritu de Dios "nos recordará” lo que ya nosotros hemos aprendido… de ninguna manera piense que Dios galardonará a quienes son holgazanes en su búsqueda.  No mal entienda lo que digo, el otro extremo es aquel que piensa que sus bosquejos son tan importantes que no busca la presencia de Dios. Quien así piense se dará cuenta que sus mensajes no llegan al corazón de las personas, y de lo infructífero que es olvidarse del Dios de la Palabra.

 

Conocido lo anterior… comencemos con el estudio de esta herramienta tan útil.

 

 

 

 

HOMILETICA PARA JOVENES PREDICADORES

 

 

I)          EL TEMA DEL SERMON

 

No se puede avanzar en la confección del bosquejo del sermón, sin antes hacer una pregunta fundamental… es el génesis de todo lo que continuará, por lo tanto, si no puedes contestar esta pregunta, te recomiendo no seguir adelante hasta hallar la respuesta: ¿De qué voy a hablar?.

 

¡Sencilla pero crucial!, todo lo demás se complica si no sabes la respuesta a esta pregunta. Además, la respuesta no puede ser a "la rápida”… es al Pueblo de Dios, o bien a Almas que rescatar a quienes presentaremos el Mensaje de Dios… (piensa un momento en esos puntos).

 

Además, no debes por ningún motivo escoger un mensaje por "bonito que parezca”, ni por lo "rimbombante” que suene, sino que el tema debe ser efectivamente lo que el sermón persigue.

 

Una vez que respondas la primera pregunta, debemos responder inmediatamente una segunda: ¿Por qué voy a hablar este tema?. El fin deseado debe ser claro. Y esto es muy importante, porque determinará QUE VOY A INCLUIR, y QUE VOY A EXCLUIR… creo que a más de uno nos ha pasado que no hemos entendido cual ha sido el punto principal de algunos predicadores que han mezclado tantas cosas, y sólo hemos respondido "que grandes misterios de Dios son estos… nadie los puede entender”. (Es broma… pero no debiéramos quedar nulos en el entendimiento de un mensaje).

 

El tema no sólo ha de abarcar o incluir lo que se va a decir, sino que ha de excluir todo lo que no tenga que ver con el mensaje.

 

II)       SIETE CONSEJOS PARA ENCONTRAR UN TEMA

 

SIEMPRE… el mensaje debe venir como inspiración de Dios, por lo tanto, SIEMPRE el mensaje ha de venir precedido de oración, aunque no debes esperar a que aparezca un arcángel entregando en tablas de oro la Palabra que debes predicar el próximo día de reunión… sino que debes TRABAJAR en la búsqueda de diferentes maneras. Permíteme citar al célebre predicador que marcó un gran avance en la predicación y homilética: Spurgeon: "Confieso que me siento muchas veces, hora tras hora, pidiendo a Dios un asunto, y esperándolo, y que esto es la parte principal de mi estudio. He empleado mucho tiempo y trabajo pensando sobre tópicos, rumiando puntos doctrinales, haciendo esqueletos de sermones, y después sepultando todos sus huesos en las catacumbas del olvido, continuando mi navegación a grandes distancias sobre aguas tempestuosas hasta ver las luces de un faro para poder dirigirme al puerto suspirado. Yo creo que casi todos los sábados formo suficientes esqueletos de sermones para abastecerme por un mes, si pudiera hacer uso de ellos; pero no me atrevo, ni suelo hacerlo. Naturalmente, porque no da lugar a ello el hallazgo de otros mejores.”

 

Destaqué palabras y frases que me parecieron dignas de reconsiderar. Sin añadir más a esto, veamos algunas formas en que he encontrado inspiración para temas:

 

1)   Medite sobre lo que están pasando los hermanos en la Iglesia.

 

Déjeme primero hacerle una advertencia. Es peligroso dirigir su mensaje a una persona o familia o situación específica. Si usted desea decirle algo a un hermano, diríjase a él y dígaselo… no use el púlpito para esto, dado que es el lugar de donde sale el alimento para TODOS los oyentes y no sólo para una persona en particular. Además, sacrificar el mensaje con este fin le traerá más de un dolor de cabeza: Usted se estará arriesgando además, a que sus insinuaciones sean descubiertas tanto por la membrecía, como por el mismo aludido, quienes se ofenderían con justificada razón por la falta de tacto, y el poco poder de "filtración” que tiene el predicador. Sin embargo, si usted considera que la membrecía carece de algún valor, y necesita una exhortación real: hágala sin termo, dado que usted tiene la responsabilidad ante Dios como su siervo.

 

Me permito nuevamente citar a Spurgeon, en su libro "Discursos a mis estudiantes” dijo:  "Considerad bien qué pecados se encuentran en mayor número en la iglesia y la congregación. Ved si son la vanidad humana, la codicia, la falta de amor fraternal, la calumnia u otros defectos semejantes. Tomad en cuenta cariñosamente las pruebas que la Providencia plazca sujetar a vuestros oyentes, y buscad un bálsamo que pueda cicatrizar sus heridas. No es necesario hacer mención detalladamente, ni en la oración ni en el sermón, de todas estas dificultades con que luchen los miembros de vuestra congregación."

 

No haga que la predicación sea "meter la mano y hacer más profunda la herida”, sino que sea un bálsamo que cure sus heridas con VERDAD, pero también con MISERICORDIA… nunca se deben despegar estas dos cualidades de nuestros púlpitos… ¡Dios hará el resto!

 

2)   Lea la biblia.

 

¿Qué por qué pongo esta sugerencia?... bueno, la experiencia me ha enseñado que algunos predicadores ¡NUNCA LEEN LA BIBLIA! Quien pretenda alimentar a los demás, pero está a "dieta espiritual” está incurriendo en una falta. No estoy en contra de escuchar otros mensajes de otros predicadores, ni en dejar de leer libros o sermones (yo leo mucho y de todo), pero usted NO DEBE reemplazar la lectura de la Palabra de Dios por INTERNET, o por cualquier otro medio… instrúyase, lea, coteje. Pero NUNCA deje de leer su biblia y sacar lecciones propias de ella para su vida.

 

La lectura devocional diaria, personal o en familia, le proporcionará temas y le hará descubrir perlas de riqueza espiritual en lugares insospechados. Anote cuidadosamente las ideas que surjan en tales momentos.

 

3)   Lea a otros predicadores.

 

Ya sé, muchos no estarán de acuerdo con esto… pero no estoy diciendo COPIE TEXTUALMENTE LO QUE DICEN OTROS PREDICADORES… sino que léalos, medite en esas predicaciones, y saque las propias. Usted NO DESCUBRIRÁ nuevas formas de presentar el mensaje, así que porque no encontrar la gran cantidad de buenos ejemplos que ya hay. Tampoco el otro extremo es correcto, no debe sacar alimento de otras despensas para alimentar a su propia familia. (Me entiende verdad?) Ambos extremos son malos. No lea solamente cuando esté en aprietos, hágase un buen hábito de lectura. Semanalmente estoy leyendo cerca de 300 páginas de diferentes temas… no se consigue rápidamente crear el hábito, pero una vez formado se vuelve una necesidad.

 

Si usted no tiene hábito de lectura, y sólo lee cuando le "toque predicar”, entonces, es muy probable que no encuentre nada adecuado y tenga que improvisar, un mal consejero que debemos desechar de nuestros púlpitos, con su improvisación reiterada lo que hace es sacrificar el esfuerzo de aquellos que llegaron buscando una palabra fresca, un aliento de parte de Dios… (allí va de nuevo la preguntita…) "Pero pastor Jorge, Dios puede suplir en ese momento”… Claro!!! Pero ¿Qué estará pensando Dios de usted en ese momento?. Dios no premia a los holgazanes. Además mi querido joven, los mejores mensajes, son aquellos que hemos vivido nosotros mismos y hemos sacado el provecho necesario de ellos. Anote las buenas ideas de otros predicadores y viva su propia predicación antes de entregar el sermón.

 

Hace un buen rato ando constantemente con un cuadernillo y un lápiz para anotar cualquier frase que me inspire, en último caso lo he puesto en Twitter o Facebook, para después no olvidarla. Si aprovecha de buena manera a otros maestros y predicadores, luego tendrá un gran arsenal para abastecerse de mensajes.

 

4)   Visite a las personas con necesidad.

 

Muchas veces la conversación con personas no convertidas, o con miembros necesitados de la Iglesia, hacen sentir al predicador alguna necesidad espiritual común a muchos de sus oyentes.  Y en la conversación ha salido una palabra de aliento para tal situación… no se olvide de ella, puede ser un buen comienzo para un mensaje. Además predíquela con autoridad, lo cierto es que Dios le entregó esa palabra y puede ser de gran provecho para sus oyentes.

 

5)   Medite en su entorno. 

 

Por allí una hermana puso en mi muro de Facebook "usted saca de todo una idea para asociarlo al evangelio” (no me acuerdo que sea textual, pero eso quiso decir). Debemos ser observadores. Observar la naturaleza y las cosas, personas y situaciones que nos rodean. Todo lo que ve o escucha debe archivarlo en su memoria, le puede ayudar y ser útil como ilustraciones de las verdades bíblicas. Incluso, a partir de una ilustración puede conseguir inspiración para un buen sermón…

 

Es necesario, no obstante, que los sermones surgidos de tales observaciones prácticas sean verdaderos sermones, llevando un plan y un mensaje espiritual, y no una larga y detallada exposición del incidente que, no puede interesar mucho al predicador, pero en nada tal vez a los que no han sido afectados por la idea o sugerencia, la cual debe ser puesta solamente como introducción, pero no ocupar el lugar del sermón.

 

6)   La oración eficaz del justo puede…

 

Claro… si usted me pregunta, ¿De dónde saca sus primeras ideas?... pues déjeme contarle que soy un super/extra/mega/archi orador… pero claro, no me creerá, y tiene razón, tal cual como a todos, me cuesta orar… todos los días es una guerra que tengo que ganar paso a paso. Sin embargo, estoy convencido que la oración es la más importante de las comunicaciones que deben tener los hijos de Dios con su Padre amoroso. Por eso, he destinado (y fue muy gradualmente) a orar por lo menos 30 minutos TODOS LOS DIAS, sin faltar ninguno de ellos. Sé que muchos de ustedes son mejores oradores que yo, por lo cual se les hará fácil el entrar en oración para pedirle a Dios que le muestre el mensaje, pero si usted es de aquellos que, como yo, deben esforzarse por entrar en oración, déjeme aprovechar de darle un consejo: Comience con 5 minutos, TODOS LOS DIAS, y así, a medida que avance se dará cuenta que efectivamente puede ir de menos a más en cuanto a la oración.

 

Ahora, lo que nos convoca: si la dificultad de escoger un texto se hace más dura, ore más; será esto una gran bendición (de esas que cuestan, pero una gran bendición real). Es notoria la frase de Lutero: "Haber bien orado, es más de la mitad estudiado."  Mezcle constantemente el estudio de la Palabra con la comunión de la oración. Así cuando se de cuenta que la inspiración del sermón tiene un elemento único de relación con Dios, sentirá que el mensaje es aún más hermoso, con una unción diferente, y éste, déjame contarte, es uno de los secretos que me han hecho un amante de la predicación y exposición de la Palabra de Dios. Esto es desconocido por los predicadores sin unción, y de "ocasión”. Predicación sin unción es como escribir con un lápiz sin tinta… apréndete esa máxima. Y por último:

 

7)   NO REPITA… NO REPITA… NO REPITA… etc.

 

Si ya ha predicado una vez, intente buscar un nuevo tema para entregar… no quiero decir que no puede repetir su sermón en diferentes lugares, pero digo que si ya ha pasado un tema, dele tiempo también a otros, alguna vez doctrina, alguna vez predicaciones motivacionales, algunas otras veces expositivas, otras temáticas, etc.

 

Nuevamente Spurgeon nos da una hermosa idea respecto a lo que quiero decir: "No sería provechoso insistir siempre en una sola doctrina, descuidando las demás. Quizás algunos de nuestros hermanos más profundos pueden ocuparse del mismo asunto en una serie de discursos, y puedan, volteando el calidoscopio, presentar nuevas formas de hermosura sin cambiar de asuntos; pero la mayoría de nosotros, siendo menos fecundos intelectualmente, tendremos mejor éxito si estudiamos el modo de conseguir la variedad y de tratar de muchas clases de verdades. Me parece bien y necesario revisar con frecuencia la lista de mis sermones, para ver si en mi ministerio he dejado de presentar alguna doctrina importante, o de insistir en el cultivo de alguna gracia cristiana. Es provechoso preguntarnos a nosotros mismos si hemos tratado recientemente demasiado de la mera doctrina, o de la mera práctica, o si nos hemos ocupado excesivamente de lo experimental."

 

III)    EL TEMA Y EL TEXTO

 

¿Debe elegirse primero el tema y después el texto, o viceversa?

 

No puede darse una respuesta definitiva o una regla inefable a esta pregunta. Ambos casos pueden darse, el predicador puede tener un tema ya definido, pensando en que debe ser predicado, y en esos casos, el tema es anterior al texto. Pero en ocasiones, como usted es un asiduo lector de la Palabra de Dios, el texto meditado de la Biblia será con seguridad el que preceda al tema.

 

¿Es difícil encontrar un texto para el sermón?. Yo creo que la dificultad radica, no en la falta de texto, sino que en la gran cantidad de textos que pueden surgir para un tema definido. Muchas veces el texto saltará a la vista del predicador. Si el texto le ha llenado el corazón de una santa alegría, no debe buscar más… cuando el texto le cautiva puede estar cierto que ya tiene el texto necesario para su mensaje.

 

IV)      DEFINA EL TEMA EN UNA FRASE

 

Si no tiene el tema aún definido claramente, haga el ejercicio de escribirlo en una frase, no a forma de título, sino de frase (luego le explicaré la diferencia). Si ya tiene el texto, y el tema, expréselo en palabras:

 

El tema es el resumen del texto y del sermón concretado en una corta sentencia.

 

Esto es importante porque de esa frase escrita saldrán todos los "huesos” del esqueleto de nuestro sermón, es como la columna vertebral del mensaje. Los diversos pensamientos que entrarán en el sermón propiamente tal deben estar unidos a esta columna vertebral. Esto da una gran ventaja en todo punto a tratar. La frase debe ser el sermón en una línea. Mientras que el sermón debe ser la frase desarrollada.

 

Si tiene el tema claro, le ayudará a la unidad del discurso que entregue, evitará que se desvíe innecesariamente a otros puntos que nada tengan que ver con el mensaje expuesto, dará uniformidad en su mente, será como una "nota” que le ayudará a no extraviarse. El tema ayuda para dar intensidad y firmeza al sermón y mantener el discurso dentro de los límites razonables. Por esto es preferible tener el tema limitado y bien definido y no demasiado amplio.

 

Si no tiene tema, es como "golpear al aíre”, gastará energía y no tendrá ningún resultado.

 

(¿Por cierto, les dije que era un curso bastante largo?)… bueno, esta es la primera parte… la parte más práctica la veremos durante la próxima semana. He decidido dividir las lecciones en dos partes para darme tiempo de escribir, y darles tiempos de leer… así que esta primera lección continuará…!!

 

Dios les bendiga,

Tuyo en Cristo Jesús

Pr. Jorge E. Pino Valenzuela

Santiago de Chile

cristianojpv@gmail.com
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