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Inicio » 2010 » Junio » 29 » EL PACTO DE DIOS CON ISRAEL
11:14 PM
EL PACTO DE DIOS CON ISRAEL
 
 
 

EL PACTO DE DIOS CON ISRAEL
 
«Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel. Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos» (Éxodo 34.27–28).
 
Uno de los pactos más importantes del Antiguo Testamento, es el que hizo Dios con Su pueblo, Israel. Este pacto fue llevado a cabo para conservar el conocimiento de Dios mientras podía cumplirse en Jesús la promesa hecha a Abraham (Gálatas 3.17–19). Dios le cambió el nombre a Abraham (que anteriormente era Abram, y cuyo significado era «padre enaltecido») para que reflejara su nueva condición como «padre de naciones» (Génesis 17.2–5; 22.17). Dios prometió que sus descendientes se multiplicarían enormemente. Esta promesa se la repitió a Isaac, el hijo de Abraham (Génesis 26.4), y a Jacob, el nieto, cuyo nombre se cambió a Israel (Génesis 28.14; 32.28).
 
ANTECEDENTES DE ESTE PACTO Entre los eventos que precedieron al establecimiento del pacto con el pueblo de Israel, se incluye que José, el penúltimo hijo de Jacob, fue vendido por sus hermanos para llegar a ser esclavo en Egipto. Fue a dar a la cárcel por causa de una falsa imagen que le creó la esposa de su amo, que lo acusó de intento de violación. Después que José interpretó los sueños de Faraón, acerca de los siete años de abundancia, seguidos de siete años de hambre, fue liberado de la prisión y fue hecho el segundo soberano de Egipto. Cuando el hambre se propagó por todo Egipto y llegó a Canaán, Jacob envió a diez de sus hijos a Egipto a comprar grano. Después que José se dio a conocer a sus hermanos, mandó traer a su padre a Egipto, debido al tiempo que duraría el hambre, y a la severidad de esta. Dios apareció a Jacob para asegurarle que debía ir a Egipto. Le dijo: «… no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación» (Génesis 46.3).
 
Jacob tomó a sus esposas, a sus hijos, y a las esposas e hijos de estos —setenta personas en total— y se mudó a Egipto (Éxodo 1.1– 5). El número de estos aumentó rápidamente: «Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra» (Éxodo 1.7).

Cuatrocientos años después que el pueblo hubo entrado en Egipto, y después de muchos años de esclavitud, Moisés sacó al pueblo de Dios de Egipto. Como Dios lo había prometido (Génesis 12.2), los descendientes de Abraham se habían convertido en una gran nación. Esta población esclava incluía 603.550 hombres de veinte años, o mayores, que podían salir a la guerra (Números 1.45–46) y 22.000 hombres de la tribu de Leví (Números 3.39) que estaban a cargo de las actividades religiosas de Israel (Números 1.50–53).
 
Estos descendientes de Abraham, Isaac y Jacob, salieron de Egipto y llegaron al monte Sinaí (Éxodo 19.23; 20.1–17), llamado también Orbe (Deuteronomio 5.2), donde Dios les dio una ley nacional. Refiriéndose a esta ley, Moisés hizo las siguientes preguntas: «Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?» (Deuteronomio 4.7–8).
 
 
COMPOSICIÓN DEL PACTO La ley incluía estatutos, juicios y decretos (Deuteronomio 4.7, 8; 5.1), que se les consideraba mandamientos del Señor. Moisés dijo: «No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno» (Deuteronomio 4.2). Se usan, para referirse a este pacto, las siguientes expresiones: «el libro del pacto» (Éxodo 24.7), «la sangre del pacto» (Éxodo 24.8), y «las tablas del pacto» (Deuteronomio 9.11).
 
También leemos acerca del «arca del pacto» (Números 10.33; 14.44; Deuteronomio 10.8), en vista de que los Diez Mandamientos fueron escritos en dos tablas de piedra y estas fueron puestas dentro del arca (Deuteronomio 10.4–5). Al pacto también se le llama «el testimonio» (Éxodo 27.21; 31.18; 32.15; 34.29; 40.20). Por esta razón, hallamos estas expresiones adicionales: «el arca el testimonio» (Éxodo 25.16, 21–22), «las dos tablas del testimonio» (Éxodo 31.18), «del tabernáculo [o tienda] del testimonio» (Éxodo 38.21; Números 1.50; 2o Crónicas 24.6), «el propiciatorio que está sobre el testimonio» (Levítico 16.13), y «del velo del testimonio» (Levítico 24.3).
 
Este método de designación puede ser la base sobre la cual a las Escrituras judías se les llama el Antiguo Testamento (testimonio) y a las Escrituras cristianas, el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, el arca del pacto se menciona por última vez durante las reformas que hizo Josías (2o Crónicas 35.3), no muchos años antes que Judá fuera llevada cautiva por Babilonia. La alusión que hace el Nuevo Testamento al arca (Hebreos 9.4) indica que el autor sabía de esta. La última referencia a ella es la que hace Juan, quien (en una visión) la vio en el templo de Dios en los cielos (Apocalipsis 11.19).
 
De interés, pero tal vez de poca importancia, es el hecho de que en Éxodo, Levítico y Números se usan tanto «pacto» como «testimonio», mientras que en Deuteronomio solo se usa «pacto», no «testimonio », al referirse a los Diez Mandamientos.
 
 
CARACTERÍSTICAS DEL PACTO Hay varias verdades importantes que están disponibles, en relación con el Pacto que Dios hizo con Israel.
 
1) Fue Dios quien hizo el pacto. Este fue un pacto que Dios impuso a Israel, que era la menor de las dos partes. Dios le dijo a Moisés que escribiera las palabras que le estaba diciendo, porque, según estas palabras, Él estaba haciendo pacto (Éxodo 34.27). Moisés dijo: «Jehová nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb» (Deuteronomio 5.2).
 
2) El pacto era entre Dios e Israel. Solo se menciona a Dios y al pueblo de Israel como los participantes en el pacto (Éxodo 34.27; Deuteronomio 5.1–2; 1o Reyes 8.9, 21). No fue con los antepasados de Israel que se hizo, ni con las demás naciones. Moisés declaró: «No con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino con nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos» (Deuteronomio 5.3). Había de ser un pacto continuado que incluía únicamente al pueblo de Israel.
 

3) El centro del pacto lo constituían los Diez Mandamientos. En Éxodo 34.28b, se lee: «… y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos ». Cuarenta años después, poco antes de que Israel pasara el Jordán para entrar en la Tierra de Promisión, Moisés declaró: «Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra» (Deuteronomio 4.13; vea también 10.1–4).
 
El término «mandamientos» de la frase «los Diez Mandamientos», es traducción del hebreo dabar, que significa «palabra» o «dicho». Este sustantivo se traduce por «palabra» 770 veces, pero solamente 20 veces por «mandamiento», en la King James. El hebreo mitsvah, la palabra que más frecuentemente se traduce por «mandamiento», no se usa para referirse a los Diez Mandamientos. El Nuevo Testamento usa la palabra entole, que constantemente significa «mandamiento». Estos diez dichos no habían de considerarse simplemente como buenas ideas. Más bien, por el modo como fueron declaradas, habían de considerarse como palabras de Dios, como Sus mandamientos.
 
 
4) Moisés era el mediador del pacto. Al describir el momento en que se dio el pacto, Moisés dijo: «Cara a cara habló Jehová con vosotros en el monte de en medio del fuego. Yo estaba entonces entre Jehová y vosotros, para declararos la palabra de Jehová; porque vosotros tuvisteis temor del fuego, y no subisteis al monte» (Deuteronomio 5.4–5). Después de esta declaración, Moisés dio a Israel los Diez Mandamientos (Deuteronomio 5.6–21).
 
 
5) El pacto fue dado en el monte Sinaí, también llamado Horeb. Moisés llevó al pueblo de Israel hasta el pie del monte Sinaí, justo antes de que el pacto fuera dado (Éxodo 19.17–18). Después de subir al monte Sinaí, y de recibir el pacto de parte de Dios, Moisés descendió para darlo a Israel (Éxodo 19.23- 20.17). Les informó de que Dios había hecho pacto con ellos en Horeb; después les relató los Diez Mandamientos (Deuteronomio 5.2–21).
 
 
6) El documento básico del pacto fue escrito en dos tablas de piedra, que fueron colocadas en el arca del pacto. Las palabras de los Diez Mandamientos fueron «escritas [o grabadas] con el dedo de Dios» (Éxodo 31.18; Deuteronomio 9.10), por ambos lados de las tablas (Éxodo 32.15–16). El hecho de que se escribieron en dos tablas, se vuelve a relatar en Éxodo 34.1, y en Deuteronomio 5.22; 9.10; 10.3–4. En realidad, Moisés quebró las primeras tablas cuando volvió del monte y halló a Israel implicada en la iniquidad (Éxodo 32.19; Deuteronomio 9.16– 17). Antes que Moisés subiera al monte Sinaí por segunda vez, Dios le dijo que construyera un arca de madera de acacia. (Las especificaciones para el arca se dan en Éxodo 25.10–22; la construcción del arca se recoge en Éxodo 37.1–9.) Después que Moisés recibió las nuevas tablas (Éxodo 34.28b), él descendió del monte y las puso en el arca (Deuteronomio 10.1–5). En los tiempos de Salomón, estas tablas estaban todavía dentro del arca (1o Reyes 8.9, 21).
 
 
7) Dios hizo el pacto con Israel después que el pueblo salió de Egipto (1o Reyes 8.9, 12). No fue hecho con Adán, ni Noé, ni Abraham, ni Isaac, ni Jacob, ni ninguno de los descendientes inmediatos de estos (Deuteronomio 5.1–4), ni con ningún otro pueblo sobre la faz de la tierra. El pacto no podía haber sido hecho con Israel mientras no fuera una nación, lo cual no sucedió sino hasta después que salió de Egipto. Habiendo sido una sola familia, habían progresado para ser una tribu nómada, después un pueblo esclavo en Egipto, hasta llegar a ser una nación hecha y derecha.
 
8) El pacto era un acuerdo o contrato vinculante que fue ratificado con sangre. Después de declarar que el nuevo pacto fue inaugurado y hecho vigente por la muerte del que lo hizo (Hebreos 9.16–17), el autor de Hebreos dijo: De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado (9.18–20). La entrada en vigencia del pacto tuvo lugar después que se ofrecieron sacrificios de animales. «Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas» (Éxodo 24.8).
 
Una vez que el pacto fue ratificado, no se le podía añadir ni modificar. Pablo señaló la naturaleza inmutable de un pacto, cuando escribió: «Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade» (Gálatas 3.15). La conclusión que se ha de sacar es que una vez que entró en vigencia, no se le podían añadir condiciones al pacto que Dios hizo con Israel, y ningún otro pueblo podía ser incluido en el pacto. Era un contrato con términos específicos, que incluían solamente a Dios y a Israel, y a ningún otro pueblo.
 
 
9) Ciertas bendiciones se darían si Israel guardaba el pacto. Dios les dijo: «Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa» (Éxodo 19.5–6a). Después de dar los Diez Mandamientos, Moisés le dijo a Israel: «Andad en todo el camino que Jehová vuestro Dios os ha mandado, para que viváis y os vaya bien, y tengáis largos días en la tierra que habéis de poseer» (Deuteronomio 5.33). Con lo expresado en las anteriores páginas nos enteramos de que Dios recibiría a Israel como su reino especial si guardaban Su pacto. Esto significaba que les daría larga vida, con prosperidad en la tierra. Aunque la tierra les fue prometida por el pacto que Dios hizo con Abraham, Isaac y Jacob, ella seguiría perteneciéndoles solamente si guardaban el pacto que Dios había hecho con Israel. Dios no incluyó en el pacto bendición alguna de vida después de la muerte, ni de vida eterna, ni el morar con Dios en los cielos. Las condiciones del pacto solo incluían bendiciones temporales y terrenales. A los que guardaban el pacto se les prometía larga vida sobre la tierra, con prosperidad en esta.
 
10) La violación del pacto daría como resultado ciertas maldiciones. Dicho de modo sencillo, Dios retendría las bendiciones que incluía el pacto, y traería sobre Israel problemas y desastres si no obedecían Su pacto. Las tribulaciones que Israel sufrió más adelante —incluyendo la cautividad y el ser deportado de la tierra— vinieron porque ellos quebrantaron el pacto. Dios le dijo a Israel en Levítico 26: Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos, y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto, yo también haré con vosotros esto… (vers.os 14–16a). Luego Dios dijo que los castigaría con diversos problemas —y si esto no hacía que ellos cambiaran, los castigaría siete veces más (vers.o 18).
 
Después de esto, continuaría aumentando el castigo de ellos siete veces más una y otra vez, si seguían pecando (vers.os 21, 24, 28). Declaró la razón para tal castigo: «Traeré sobre vosotros espada vengadora, en vindicación del pacto» (vers.o 25). Si no se arrepentían después que Dios les diera terror repentino, extenuación y calentura, saqueo y dominación por sus enemigos, hambre, plaga y otros horrores, Él desecharía completamente Su parte del pacto. «… Y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades» (vers.o 33).
 
CONCLUSIÓN Dios se sujetó a un pacto con Israel, para ser Dios de ellos y darles larga vida con prosperidad en Canaán, la tierra en la cual entrarían. Este pacto incluía únicamente a Israel. Si el pueblo guardaba el pacto, ellos gozarían las bendiciones de Dios; pero si lo quebrantaban, Él los castigaría.
Categoría: ESTUDIOS | Visiones: 25722 | Ha añadido: cristianojpv | Tags: Cristo, Iglesia, Predicas, Abraham, Sermones, Efesios, Pastores, maestro, Pacto, Israel | Ranking: 1.0/1
Total de comentarios: 8
1 evelyn  
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ola esta bien

2 isidro  
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Gracias Evelyn....que el Señor Jesucristo te bendiga.

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