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Inicio » 2010 » Junio » 29 » EL PACTO DE DIOS CON ABRAHAM
10:43 PM
EL PACTO DE DIOS CON ABRAHAM
 
I) EL PACTO DE DIOS CON ABRAHAM
 
La palabra «pacto» (Génesis 15.18) proviene de la raíz hebrea barah, que significa «cortar». Un pacto era un vínculo, un acuerdo sellado. La expresión hebrea karath berith significa literalmente «cortar un pacto». La frase se traduce por lo general por «hacer un pacto».
 
PROMESA DE UNA SIMIENTE Por años Dios prometió repetidamente a Abraham un heredero (Génesis 12.7; 13.15). Al cabo de varios años, Abraham, que todavía no tenía hijo, dijo que su «capataz» sería quien legalmente heredaría sus posesiones. Sin embargo, Dios aseveró que el heredero (Génesis 15.4) saldría del cuerpo mismo de Abraham. Al tiempo, su posteridad había de ser tan numerosa como las estrellas. La prueba de que Dios cumplió Su palabra la constituyen los millones de hebreos que han vivido sobre la tierra, que son descendientes de Abraham, y del hijo de este, Isaac. La más grandiosa «simiente» fue Cristo (Gálatas 3.16), por quien multitudes —no solo de hebreos, sino también de gentiles (Apocalipsis 7.4, 9)— han llegado a ser hijos de Abraham (Gálatas 3.29).
 
 
PROMESA DE UNA TIERRA El pacto que Dios «cortó» con Abraham, no solamente incluía múltiples herederos, sino que también proporcionaba un lugar en el cual ellos vivirían, que se extendía desde Egipto hasta Asiria. Podría parecer un largo tiempo el que habría de transcurrir para que la promesa se cumpliera (vea Génesis 15.13), pero Dios se obligó a cumplirla. Cuatrocientos treinta años después (Éxodo 12.40), la posteridad de Abraham emprendió la marcha hacia la Tierra de Promisión. Al final «dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella» (Josué 21.43; vea 23.14; Jueces 2.3; 1o Reyes 4.21). Lamentablemente, hay quienes aseveran hoy día que Dios todavía no ha cumplido Su palabra. Algunos se empeñan en poner a Dios en una situación embarazosa.
 
 
LA PROMESA MÁS IMPORTANTE Todo Génesis 15 es importante; pero hay un versículo que es especialmente importante. El versículo 6 se usa en Romanos 4.3, Gálatas 3.6 y Santiago 2.23 para ayudarnos a entender cómo somos salvos. Cuando Moisés afirmó que Abraham «creyó» en Dios, él no estaba hablando de asentimiento mental en el sentido de que Dios existe. Abraham ya creía en Dios, antes de que se diera el pacto. (Puede que nunca hubiera participado en la idolatría de su padre.)
 
Además, él creía en la promesa de Dios en el sentido de que tendría un heredero de
su propia sangre. Fue el haber creído esto lo que le fue contado por justicia. La fe de Abraham no tenía nada que ver con las obras de la ley de Moisés (Romanos 3.28; 4.2–5; Gálatas 2.16; 3.5). Fue mucho tiempo después que Abraham partió hacia su galardón, que la ley de las obras fue dada en el monte Sinaí. Hoy día, la fe de un hombre en la Palabra que Dios ha hablado, acerca de Cristo (Romanos 4.23–25) le es contada por justicia, y es una fe que tampoco tiene relación alguna con las obras de la ley de Moisés.
 
Cuando se trata de relacionarlas, se menosprecia lo que Cristo puede hacer (Gálatas 5.4). La fe de Abraham no era fe solamente. Las «pisadas» (Romanos 4.12) de su fe fueron muchas; fueron cientos de kilómetros por entre muchas naciones, los que anduvo. Además, la fe acerca de la cual leemos en Génesis 15.6, en realidad no se concretó (Santiago 2.23), sino hasta que Abraham retiró el cuchillo con el cual iba a sacrificar a su único hijo. La fe que se describe en Romanos y en Gálatas, aunque excluye en forma expresa las obras de la ley, en modo alguno excluye la obediencia (Romanos 1.5; 16.26) a la fe.
 
Es cierto que no se especifican los detalles de la obediencia a la fe cada vez que esta es mencionada. Por ejemplo, la fe de Romanos 5.1 no menciona 1) creer mentalmente que Dios existe, o que Cristo es Su Hijo, 2) ni arrepentirse, 3) ni confesar, 4) ni ser bautizado (vea Romanos 6.3–4). Sin embargo, todos los cuatro puntos anteriores están incluidos en la totalidad de la «fe» que produce justificación. La fe de Gálatas 3.26, que hace a los hombres hijos de Dios, no especifica arrepentimiento ni bautismo, pero el versículo que sigue revela que la fe incluye el bautismo. Uno no puede ser hijo de Dios mientras no esté revestido de Cristo. En vista de que uno no está revestido de Cristo sino hasta que haya sido bautizado, la fe que hace hijos de Dios incluye el bautismo.
 
La fe (con todo lo que incluye) es ella misma una obra (Juan 6.29), pero es obra de Dios. No hay obra del hombre (Efesios 2.8–9) que pueda efectuar la salvación.
 
EL PACTO MESIÁNICO CON ABRAHAM En Génesis 22.18 dice que Dios le prometió a Abraham lo siguiente: «En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz». Pablo se refirió a esta profecía como una profecía acerca de Cristo, en Gálatas 3.16, donde se lee: «Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo».
 
Hay quienes han acusado a Pablo de impreciso en el uso que hace tanto del hebreo como del griego (Gálatas 3.16), porque ellos creen que estas dos palabras se usan solamente en el sentido plural en la Biblia. Esto, no obstante, no es cierto. La palabra hebrea que significa «semilla», zera, y el equivalente griego, sperma, se encuentran en forma singular, pero el significado de ellas puede ser colectivo. Así, estas palabras pueden ser singulares o plurales. En la mayoría de los casos, solamente el contexto, o el que usa la palabra, son los que pueden determinar lo que se quiere decir. Aunque la palabra hebrea zera del Antiguo Testamento, es usada más a menudo en el sentido plural, en algunos pasajes, el único uso posible de zera es singular.
 
Vea, por ejemplo, Génesis 4.25; 15.3; 21.13; y 1o Samuel 1.11. La palabra zera, que se traduce por «descendiente» o por «linaje», solo puede entenderse en singular en estos pasajes. Del mismo modo, la palabra griega sperma es más a menudo plural, pero también puede ser singular. En Mateo 22.25, «descendencia» (sperma) debe entenderse que significa uno o más hijos. Es la misma situación que se da en Marcos 12.20–22, en vista de que Marcos 12.19 dice específicamente: «no dejare hijo» (singular; NASB).
 
Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, estas palabras que significan «simiente» pueden estar en singular. Lo anterior no significa que esta sea su forma más frecuente; pero el hecho de que se usen así, significa que Pablo no estaba equivocado al decir que Dios estaba hablando solamente de «una» simiente en Génesis 22.18, usando el singular para referirse a solamente una persona, Jesús. Solamente Dios, que habló la verdad, sabría si era el singular o el plural lo que estaba usando.
 
No obstante, era el Espíritu de Dios el que estaba dirigiendo a Pablo (1era Corintios 7.40); por lo tanto, fue por el Espíritu, que Pablo conoció el propósito de Dios al usar «simiente». La promesa de Dios fue que Él bendeciría el mundo por medio de un solo descendiente de Abraham, no por medio de todos ellos. Este acuerdo en el sentido de bendecir a todas las familias de la tierra por medio de un descendiente de Abraham es uno de los grandes pactos de Dios.
 
Sobre esto descansa, no solamente la esperanza de los judíos, sino también la de los gentiles, pues la promesa incluyó a todas las familias del mundo. La nación judía creía que la declaración los incluía solo a ellos —que ellos como nación bendecirían a todos en el mundo. En lugar de esto, el propósito de Dios era que se refiriera a Su amado Hijo, Jesucristo, por medio del cual daría bendiciones a todas las familias de la tierra. Nuestra esperanza de ser bendecidos por Dios se basa en esta promesa que Dios hizo a Abraham. Abraham obedeció la voz de Dios (Génesis 22.18), y nosotros seremos bendecidos si hacemos lo mismo.
 
Hemos de seguir a Dios por medio de obedecer a Jesús, la fuente de eterna salvación (Hebreos 5.9). Necesitamos ser «de la fe de Abraham» (Romanos 4.16).
Categoría: ESTUDIOS | Visiones: 11267 | Ha añadido: cristianojpv | Tags: Israel, Pacto, maestro, Diáconos, Pastores, Sermones, Abraham, Predicas, Iglesia, Cristo | Ranking: 5.0/5
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